
Sé que Hugo Chávez por estos días anda bien irritable. Y que lo pone ansioso el hecho de que su aliado ecuatoriano le copie tan mal, incluso en el campo de las evidencias. Pero jamás había estado tan de acuerdo con él, aunque fuera en una más de sus intromisiones en el gobierno ajeno.
¿Por qué le inquieta tanto a Chávez la instauración de nuevas bases militares estadounidenses si ya existen tres, en Caquetá y en el Meta? Por qué, si la ayuda gringa no es nueva en el país vecino.
“Ya nadie sabe cuantas bases son, dos, tres o cuatro… estamos amenazados por el imperio Yankee. Es una amenaza para Venezuela y para toda América Latina, quieren convertir a Colombia en el Israel latino”, manifestó el mandatario venezolano, quien cesó sus relaciones diplomáticas con el gobierno Uribe por la polémica determinación militar, que se instauró hace días, con una gira relámpago que contó con el rechazo de Argentina y Bolivia, y la total aprobación del gobierno peruano.
Si dichas bases militares se contemplaban como un refuerzo de la intervención americana que inició en administraciones pasadas, por qué en el itinerario del presidente Álvaro Uribe no estaba anunciada esa gira internacional de excusas previas a la cumbre de Unasur en Ecuador, a donde no asistiría. ¿Qué tienen de especial esas bases gringas, para ser excusadas internacionalmente, de las que ya están instauradas en nuestro territorio?
Hasta ahora las fuerzas militares colombianas y el Ministerio de Defensa, sin ninguna ayuda externa, habían logrado golpes exitosos, como lo prueba la ingeniosa operación Fénix, donde no hubo participación gringa. ¿Qué acaso no nos basta nuestro ingenio, bastante vanagloriado por esos días y en operaciones como Jaque?
¿Qué diferencia puede marcar la llegada de nuevos soldados gringos y un mayor entrenamiento bélico? Solamente el aval norteamericano a la política de Seguridad Democrática, la que mal asocia su fin con la llegada de un presidente distinto a su creador. Por eso se protege tanto su permanencia en el poder.
Las querellas de Chávez son lícitas en cierto sentido. No encuentro diferencia entre la ayuda militar rusa que recibe la fuerza armada de su país, que por cierto se infiltró en las filas de las Farc, de la intromisión gringa que inició con el Plan Colombia y el Plan Patriota ¿Qué tienen de especial esas bases que Hugo Chávez se siente intimidado?
“Uribe miente, es un mentiroso compulsivo. El gobierno colombiano no podrá aplicar sus leyes ante los Yankees. Un militar colombiano no podrá dominar a un soldado americano. Esto es una amenaza para la paz de Sur América. Están creando las bases para hacer un ataque en Venezuela”, reitera Chávez y con mucha razón.
El discurso terrorista que Estados Unidos está imponiendo a escala global, le ha permitido desde los ataques del 9/11 la incursión legal en cualquier territorio del que se sientan amenazados, con algo similar a la legítima defensa que Colombia utilizó en el ataque a la base de Angostura.
Si miramos atrás, el gobierno Bush se sintió intimidado por la amenaza terrorista y las armas de destrucción masiva que supuestamente guardaba el gobierno Irakí. Su intromisión no sólo terminó con la muerte de Sadam Hussein, sino en el cambio de régimen de un país que nunca tuvo tales armas, y cuyas reservas petroleras evidentemente conformaban el verdadero meollo del asunto. Algo similar ocurrió en Afganistan.
“Aquí en Venezuela tenemos la reserva de petróleo más grande del planeta. Ésta es la razón de más peso de que Estados Unidos quiera poner aquí sus bases. El petróleo venezolano”. Estoy de acuerdo con Chávez. Colombia le está cediendo espacio poco a poco a una jurisdicción que no vacilará en actuar en tanto se vea amenazada por el terrorismo. Y no por fortalecimiento militar, pues dicha fuerza demostró en el pasado año una efectividad ególatra que fue reconocida por el pueblo colombiano y agradecida por las víctimas del conflicto.
Ningún almuerzo es gratis. Ojalá y no llueva tan duro.