jueves, 29 de octubre de 2009

Un error publicitario, el escándalo de AIS


Agro Ingreso Seguro -AIS- nació por cesárea, así, como suele parir este Gobierno corrupto.


La malformación del programa subsidiario impulsado por el ex Ministro de Agricultura colombiano Andrés Felipe Arias, precandidato presidencial del conservatismo, fue gestada para reducir la desigualdad en el campo y fortalecer la competitividad de grandes empresarios nacionales, entre ellos, narcotraficantes y funcionarios públicos, en preludio a un Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y como gratificación por apoyo a la campaña reeleccionista del presidente Álvaro Uribe.


El ex ministro nunca dijo que Agro Ingreso Seguro fuese para los agricultores pobres, contrario a lo que piense el país. Ellos bien encajaban en “Familias en Acción”, diría el precandidato. Su programa bandera sólo tuvo un mal publicista.


Y un target group tergiversado que satanizó a las convocatorias democráticas -que ya llevan tres años- en las que el 7% de sus favorecidos -según el senador del Polo Jorge Enrique Robledo- recibió el 70% de unos recursos públicos destinados a ciertos beneficiarios, de los que nunca se afirmó primaría el 68% de los 2 millones 687 mil campesinos que viven con menos del salario mínimo, ni ese 30% en estado de indigencia-según Planeación Nacional-, como lo quiere hacer ver la opinión pública y los partidos de oposición al exigir la devolución de los dineros, la renuncia del actual Ministro de Agricultura Andrés Fernández y la investigación pertinente del caso.


Investigación que también incluiría a poco más de 45 personas que apoyaron la reelección presidencial y que fueron subsidiadas por éste programa dadivoso, entre las que figura Danny, el hijo de Alirio Villamizar, senador procesado por vender su voto en la primera reelección de Álvaro Uribe a cambio de una Notaría, y el mismo que modificó el artículo 58 del Estatuto Tributario –Ley 1111 de 2006- que permitió que Danny recibiera en 2008 un subsidio de 496 millones no reembolsables y libre de impuestos.


Es que los padres qué no hacen por sus hijos, o si no pregúntenle a Uribe.


Pero no sólo los reeleccionistas deben sentirse agobiados. Otros figurines del partido que promovió la moción de censura del actual ministro Fernández, el Liberal, fueron beneficiados con esos recursos públicos. Ellos son el congresista Camilo Sánchez y el hijo de la Senadora Cecilia López, quien nunca pensó en coincidir con el “Pincher” Arias al reconocer que su hijo también “ganó en franca lid”.


Y es que el Gobierno enfatiza que de las 316.000 familias que recibieron subsidios el 85% eran pequeños productores, el 13% medianos y el 2% grandes- según El Tiempo- a lo que Julián Gómez, director de AIS, aduce que no hay trampa en los procedimientos pues “los beneficiarios cumplían todos los requisitos y criterios de evaluación técnica, ambiental, financiera y productiva para recibir las ayudas”, así que, Cecilia y Camilo duerman tranquilos, como lo hace María Mercedes, la prima del ex Ministro del Interior Carlos Holguín Sardi.


Además, Agro Ingreso Seguro aseguró fortalecer “al sector agropecuario para enfrentar el reto de la internacionalización de la economía“, lo que no excluye del concurso a los grandes empresarios, y genera oportunidades de desarrollo a pequeñas y medianas empresas, éstas últimas con activos estipulados entre los 50 y 4.900 millones de pesos, rango en el que bien caben emporios económicos y familias de gran influencia política como los Dávila Fernández en el Magdalena, donde padre, madre, hijos y nuera –la ex Señorita Colombia Valery Dominguez- recibieron por separado subsidios no reembolsables que oscilan entre los 2 mil millones de pesos.


Familias felices


Agro Ingreso Seguro hizo muchas familias felices con un mantra tan mágico como Abra Cadabra: Riego y drenaje.


Entre ellas los Dangond y los Lacouture, que siguieron los pasos de un Silvestre que recibió 478 millones de pesos en subsidios un año después de que su empresa Palmas Oleaginosas de Casacará financiara las campañas de Uribe en 2002 y 2006.


Igual ocurrió con otro donante uribista, Alfredo Lacouture Dangond, que ganó en dos ocasiones la convocatoria de AIS en 2008. La primera por 458 y la segunda por 417 millones de pesos. De allí le copiaría su dinastía. Su hijo Alfredo Luis ganó otras dos convocatorias que suman 900 millones, mientras madre e hija sólo reunieron un monto miserable: 752 millones.


Agro Ingreso Seguro permitió que por primera vez el Niño Dios contentara por igual a los hermanos Vives Lacouture que aparentemente viven de la extracción de Palma Africana. Entre los siete recibieron 3789 millones de pesos, sin contar a los otros parientes que quedaron por fuera, entre ellos, un aportante de la Asociación Colombia Primero, que adivinen qué financió.


El campo debe ser igual para todos los ciudadanos y para todos los cultivos, ilícitos o no. Por ello, los narcos también brillaron en esta convocatoria. Jensy Miranda Dávila, alias ‘Ernesto’, y el extraditado del Tío Sam Ismael Augusto Pantoja, alias ‘El Negro’, también recibieron incentivos para fortalecer sus cultivos.


Otras familias poderosas que se hicieron acreedoras a 8829 millones de pesos fueron los Tribín, los Fernández de Castro y los Vives en la zona bananera; los Riveros Páez en el Meta, los Posada Grillo en el Valle y los Cuello en la Guajira.


¿Y la palma qué?


Como no todo puede ser malo, se debe considerar que estas familias de medianos empresarios favorecidos van a generar con seguridad cientos de empleos directos como lo estipuló en sus objetivos la convocatoria de AIS.


Cómo no, si el presupuesto del Ministerio de Agricultura pasó de 245 mil millones en 2002, a 1.4 billones en 2007 con el que bien se cobijaría ocho veces más a los trabajadores del agro y se multiplicarían en ese número las ganancias.


Y eso último sí que se está haciendo pues la mayoría de las empresas favorecidas por AIS se dedican a la explotación de palma africana de donde se extrae el biodiesel.


Para Tadeo Martínez, la palma está desplazando a la tradición de la zona bananera pues ésta no requiere de mucha mano de obra -mientras el banano emplea a un hombre por hectárea, la palma emplea a uno por cada diez-, es de fácil crecimiento –no necesita tanta agua como el banano- y una vez sembrada empieza a producir desde los tres años y puede hacerlo hasta los 50 ­- Mientras la soya produce en una hectárea sembrada 500 Kg de aceite, la palma produce 5.000 Kg-.


“Si en el Magdalena hay 35.000 hectáreas destinadas a este cultivo y por cada diez hectáreas se emplea a una persona, se puede concluir que hoy hay tres mil quinientos empleos directos. Si sólo en Zona Bananera disminuyó el total de hectáreas cultivadas de banano de 12.500 a 7.600, es decir 4.900 hectáreas menos, y en este cultivo se emplea un hombre por cada hectárea, se puede decir que se han perdido 4.900 empleos en nueve años”.


Lo cierto es que la palma es un cultivo dañino para todas las especies de flora y fauna que lo circunden y que poco a poco deteriora el suelo con el empobrecimiento de su capacidad agronómica, según asegura el Instituto Alexander Von Humboldt.

Preocupante ¿no?


Mientras tanto, el Presidente Uribe asegura que “en un país con declinación en petróleo, el biodiesel se convierte en una alternativa necesaria. Por eso nosotros miramos con mucho entusiasmo el cultivo de palma”, cultivo que en la historia reciente ha sido custodiado por grupos paramilitares como el Bloque Élmer Cárdenas de las AUC con presencia en el Chocó y el bajo Atrato, que “condiciona su desmovilización sobre la base de que se apoye la palma africana como proyecto agroindustrial”, según una investigación de Orlando Contreras.


Tal vez sean meras coincidencias.


***
El caso Carimagua y el error publicitario de Agro Ingreso Seguro –un programa que operó bajo la ley- sólo reflejan la transparencia de unos precandidatos que se untan de pueblo con tranquilidad, a pesar de las acusaciones mediáticas que parecen no atormentarlos, porque sabrán que cuentan con el apoyo incondicional de los minusválidos productivos del campesinado y los desplazados que todavía creen en ellos, y del motor de la economía nacional, sus grandes empresarios terratenientes. El amo y su “pincher”.