Cada alba despierto deseando su muerte. Le acompañé en su agonía durante los cuatro años que le dictaban de vida. Hoy tiene seis. Y estorba. Su extraña enfermedad no ha evolucionado al ritmo previsto por los médicos.
Le vio nacer Barbosa; Curi Vergara cambió sus pañales; intenta volar con la María Mulata; estará allí cuando Uribe recicle su trono; envejecerá con Amparo Grisales; quebrarán negocios aledaños a sus tramos, y ahí estará usted Transcaribe, prorrogando su despedida, en un funeral que pagarán mis habitantes por los siglos de los siglos al sector privado, siguiendo la tendencia de otro de mis difuntos ilustres, el Sr. Peaje Urbano. Dios nos libre.
Y es que el panorama es desesperante. No se ha culminado uno solo de los siete tramos planteados en 2003 por el Sistema Integrado de Transporte Masivo (SITM) para Cartagena – Transcaribe S.A, que estimaba una duración inicial de siete meses por tramo.
Transcaribe empezaría a funcionar en octubre de 2005, antes de los Juegos Centroamericanos. Su costo sería de 235 mil millones de pesos, financiados en un 70 por ciento por la Nación, y el 30 por ciento restante, por el Distrito de Cartagena. Si la obra generase sobrecostos, estos serían asumidos por la ciudad. El costo total del proyecto está estimado hoy en 763 mil 647 millones de pesos.
Sinvergüenza y mutante
Mi ansiedad por su muerte se acentuó en septiembre de 2005, en vísperas del velorio de un primer tramo sinvergüenza.
Poco antes de la despedida del año viejo, el grupo Rash –contratista ejecutor- realizaba obras a la altura del Muelle de los Pegasos, que corresponden al primer tramo comprendido entre la India Catalina y la entrada a Bocagrande, que generaron sobrecostos exuberantes para el distrito, y un retraso desde el 2004 al presente, por estoicos errores de diseño -que se hicieron 3 veces-.
Por otra parte, desplazarse hoy por el segundo tramo de Transcaribe en construcción, simula una experiencia dantesca.
El inicio de dicho tramo comprendido entre la Bomba del Amparo y los Cuatro Vientos, se gestó con otra prórroga a mediados de 2007, ésta vez, por una discrepancia entre el consorcio CCMV –contratista ejecutor- y las firmas Intermodal y Cano- Jiménez –encargados del diseño-, contratadas por FONADE , pues las placas de pavimento especificadas querían ser modificadas por el contratista, atendiendo a la cláusula 19.1 de no-conformidad pactada por el Banco Mundial para el Macroproyecto, entidad que legisla este proyecto de movilidad nacional SITM –En Pereira, Cali, Bogotá y Barranquilla- en lo que respecta a la adjudicación de contratos.
Así nace un segundo tramo con problemas genéticos, que se ejecuta hasta la fecha, con un puente vehicular a la altura de las Gaviotas, que me resulta incomprensible, y me recuerda por una extraña razón, a un semejante que escolta al gran Parque de Espíritu del Manglar, de cuyo nombre no puedo acordarme.
Según el gerente de Transcaribe, Enrique Chartuni, en entrevista con El Universal el segundo día de este año, el tramo dos está ejecutado en un 80%; el tercer tramo entre Los Cuatro Vientos y el Puente de Bazurto ya se encuentra en ejecución; y un cuarto tramo entre El Amparo-Portal, aledaño a Villa Rosita, está apunto de empezar.
La prórroga con multa entra
Como Poncio, Transcaribe se lava las manos públicamente, atribuyendo los retrasos e inconvenientes de las obras, a responsabilidad de los contratistas e interventores, que ganaron los respectivos concursos de diseño y ejecución del proyecto. Para Chartuni, la multa es a la prórroga, lo que la sangre es a la letra.
Así de prórroga en prórroga, según el actual Viceministro de transporte y director encargado del Instituto Nacional de Vías INVIAS, Gabriel García Morales, es natural que se dupliquen los costos en este tipo de proyectos: “No es anormal, pues los proyectos de transporte urbano en cualquier parte del mundo, por lo general terminan costando en promedio, 90 por ciento más”. Dijo el funcionario en el foro ‘Transcaribe y Bazurto: Claves de la movilidad urbana en Cartagena’, organizado durantre la administración Curi, en referencia a los sobrecostos que finalmente termina asumiendo el distrito mediante el recaudo de impuestos.
Pero otro es el pensamiento de entidades como la Contraloría Distrital de Cartagena, que coincide en que los sobrecostos a los que ha incurrido Transcaribe, hasta finales de 2007, deben ser objetos de investigación fiscal.
Así, en un informe del pasado diciembre publicado por Juan Carlos Díaz en la sección Caribe de El Tiempo[1], en el que se emite un concepto desfavorable a Transcaribe y a otras entidades, el Contralor Distrital Hernando Sierra Porto afirma que “la contratación en el Distrito sigue mostrando debilidades y los sobrecostos en las obras son el pan de cada día, debido a la falta de planeación”.
Según la contraloría, solamente la construcción del primer tramo, registró gastos extras por el orden de los 6.000 millones de pesos. La entidad presume un posible detrimento fiscal, por aquello del rediseño de dicho tramo que se hizo en tres ocasiones.
En base a esto, la Contraloría inició un juicio de responsabilidad fiscal contra los responsables, incluyendo a Elvira Forero, directora en ese tiempo de FONADE –Fondo financiero de proyectos de desarrollo-, entidad interventora en las contrataciones , quien tiene una imputación por 40 millones de pesos, por este caso.
Pero ahí no termina todo. La contraloría encontró además que algunas de las placas de concreto que se usaron en el primer tramo se fabricaron con aguas residuales, por lo que se ordenó su remoción, puesto que no reunían las especificaciones técnicas que se requieren para soportar el peso de los vehículos que empezarían a circular una vez culminadas las obras[2].
Hallazgos como este justifican la naturalidad de los sobrecostos de las que nos hablaba el Viceministro de Transporte; costos que pueden evitarse. Esperemos que el nuevo Procurador General de la Nación, Alejandro Ordoñez Maldonado le ponga mil ojos a Transcaribe, ese que cada año aplaza su entierro y desprecia mis lágrimas; ese que con su gran parecido a Matusalén me tiene aterrada.
Burros, Cerdos, Tortugas, Micos y Elefantes
Bomba del Amparo, 8:30 AM. Los únicos animales que faltaron al zoológico vial de la alborada del pasado viernes, fueron las mototaxis.
La Marcha del Burro, cabalgata en protesta a los atrasos, incomodidades y perjuicios económicos que Transcaribe ha ocasionado a comerciantes y vecinos del segundo tramo en construcción, convocó a varios jinetes, la mayoría miembros de ASOPROCOM - Asociación de Propietarios y Comerciantes Afectados por Transcaribe- que simbolizaron las “burradas” parsimoniosas con las que se ejecutan las obras.
Marcharon también un grupo de cerdos emulando el mal estado de las vías; Tortugas menos lentas que los avances del proyecto; María Mulatas en llamado de atención hacia una alcaldesa inerte; y un par de Chivos que brincaban al unísono de las contrataciones en este macroproyecto.
¿Era urgente renovar el sistema de transporte urbano? ¿Embellecer y arreglar la malla vial no era acaso un deber estatal? Hay recursos para cada urgencia?
12:30 Mercado de Bazurto. Finalizaba la marcha. Y yo me preguntaba ¿Qué no vinieron hoy los micos y elefantes? No se preocupe Ciudad, que esos dos se manifestarán justo después de esta muerte anunciada por la prórroga. Aún no es tiempo para gastar en coronas fúnebres.
[1] http://www.eltiempo.com/colombia/caribe/informe-de-la-contraloria-de-cartagena-raja-a-entidades-distritales_4725229-1
http://www.eltiempo.com/colombia/caribe/auditoria-a-administracion-distrital-de-cartagena-revela-irregularidades-en-transcaribe_4727539-1
[2] http://www.caracol.com.co/nota.aspx?id=729600
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