sábado, 4 de julio de 2009

El pecado de Zelaya


Aquella morena alta que se rehúsa a llevar el velo en ese terreno inhóspito en el que gobierna Alá, quizás nunca conozca a María. Quizás se parezca poco a la estudiante que en la mañana se levantó exigiendo el retorno de su presidente Manuel Zelaya.


En otro uso horario y sin su velo, ella exige la caída de Mahmud Ahmadineyad, quien repite un poder ortodoxo y retrógrado en Irán. Ellas saben que pueden ser capturadas en cualquier momento, pero jamás se habían sentido tan orgullosas de luchar por sus libertades.


En una Honduras demócrata, María estaba dispuesta a votar Sí a la consulta sobre una Constituyente que reformaría la Carta Legislativa del 82, que defienden el Congreso, el Judicial, y los militares hondureños que conspiraron contra el Presidente Zelaya, por haber promovido la posible reforma, que entre otras cosas, permitiría la reelección.


Tras el Golpe de Estado del 28 de junio, el poder fue asumido por el ex presidente del Congreso Roberto Micheletti, que según información oficial cuenta con el apoyo de las mayorías burocráticas hondureñas que no apoyan la reforma constitucional, ni los afanes reeleccionistas de Zelaya, que él mismo ha desmentido, pues afirmó la finalización de su mandato en 2010.


La comunidad internacional apoya el retorno del Presidente legítimo de Honduras quien al parecer mordió la manzana del Edén al impulsar ideas de Izquierda, por asuntos como la vinculación a la Alternativa Bolivariana Para las Americas –ALBA-, que integran países como Venezuela, Bolivia, Ecuador y Cuba.
El pecado de Zelaya se reafirma con el secuestro por parte de los militares golpistas de los embajadores de Nicaragua, Venezuela, Cuba, así como de la Canciller hondureña. Roberto Micheletti, tan liberal como Zelaya, ordenó su captura una vez efectúe su retorno.


Por otra parte en Irán, el único gobierno islámico Chiita del medio oriente, la población protesta por el supuesto fraude electoral que permitió la victoria y reelección de su presidente Mahmud Ahmadineyad, que venció con el 63% de los votos a su contrincante Mirhossein Mousavi , que con su discurso reformista prometía mayores libertades para los iraníes, sobretodo para las juventudes que están hastiadas de las costumbres de antaño del Islam.


La morena ya está cansada de huirle a la Policía Moral iraní. Está cansada del sudor del velo, ya se hartó de no poder pasear con otro hombre que no sea su marido. Por eso ella votó por Mousavi. Por eso ella clamó por un nuevo escrutinio, por darle un nuevo aire al gobierno islámico.


Cosas vemos en los medios hasta donde nos dejan ver. María en su democracia de derecha, y la morena en su teocracia demócrata, en este instante tienen restringidos los servicios de internet. En Honduras sólo están pasando telenovelas, música y dibujos animados. Laura en América debe estar divertido. Uno que otro preocupado en ambas naciones usa el Twiter cuando se aburre de la censura. Y yo me sigo preguntando aquí en mi narcodemocracia ¿Para qué sirven las urnas?

1 comentario:

MSD dijo...

No me gusta opinar sobre la guerra de poderes, siempre, ninguno tiene la razón. Cada cual defiende, desde su óptica, sea izquierda, derecha, o centro, intereses mezquinos y para nada a la comunidad que juraron defender y mejorar. Pero hablar de la libertad como tú lo haces es lo más loable y exigible, ese es el mayor y más sagrado derecho que el hombre debe defender.
Sobre tu escrito, puedo decir que, aún cuando tiene un sabor muy particular y Cartagenero, me pareció muy bueno, especialmente en el intento de armonizar dos situaciones que se desarrollan en dos países y culturas diferentes, tienen algunas similitudes.
Tienes un nuevo admirador que desea que mantengas los tres valores que llevan a cualquiera al éxito, siempre y cuando los cumpla a cabalidad y con mucho amor:
Deseo, disciplina y dedicación.
No sé si lo que te sugiero a continuación sea correcto, pero pienso que la carrera de periodista exige siempre la más estricta disciplina de neutralidad.
Un abrazo y gracias por tus bellas palabras.