martes, 14 de octubre de 2008

¿Democratización mediática o medios a favor de la democracia?


¿Son los mass media elementos potenciales de nuestra democracia? Reflexión determinante en el discurso de Hernando Gómez Buendía “Los retos del periodismo en una democracia”, quien define a los medios con todo y sus defectos, como un espacio para el diálogo colectivo y un sistema de información pública para la comunidad, que construye el ámbito de lo democrático. Para él, no hay democracia sin medios, pues estos se convierten en su vehículo de expresión. Y tiene razón. Aunque yo le añadiría algunos peros.


La democracia entendida como el gobierno del pueblo, es un sistema político que supone la decisión colectiva y deliberada de un “todo libre” en cuestiones que atañen al Estado. O mejor dicho, un sistema en el que el pueblo elige a unos representantes por sus promesas satisfactoras de necesidades reflejadas en sus propuestas programáticas. A ese pueblo que testea el sabor democrático con el voto, participando ocasionalmente en referendos, plebiscitos, y consultas, solo le queda confiar en la buena fe de sus elegidos. De ahí en adelante, el único contacto que tendrá el votante con su candidato, si es que gana, será a través de una pantalla, un parlante, un papel. Los medios.


Democracia durmiente


A mi juicio, la democracia en Colombia solo se gesta en las urnas, solo funciona sinérgicamente con los medios y los partidos políticos en episodios electorales. Pasadas las elecciones se esconde en su cueva como los osos, para hibernar, y como madre de las libertades, “dejar ser” a sus nuevos gobernantes.


Luego entonces ¿qué hacen los medios durante todo ese tiempo de democracia durmiente? Sencillo. Entre otras cosas, le hacen campaña a los futuros candidatos y a los partidos. Ese en mi opinión no es el único, pero sí el máximo servicio que tienen los medios masivos a favor de la democracia, el de preparar a los futuros votantes. Las demás funciones que ejercen ellos como la supervisión y correlación del entorno (la más importante para mí), el entretenimiento, los servicios sociales, la transmisión cultural, entre otras, no tienen nada que ver con la democracia, por lo menos como yo la entiendo.


Y mi idea la secundan los señores Alejandro Santos Rubino y Maria Teresa Ronderos en su texto “¿Pueden los medios fabricar candidatos?”, en el que dejan entrever que los medios si tienen parte importante en la consolidación de candidatos y en el juego electoral, más sin embargo, no influyen como se cree en los resultados electorales, ni pueden fabricar triunfos a la medida de sus aspiraciones o intereses. Pero sí pueden llegar a permear a cierto grupo de votantes denominados de opinión, que se forman una idea de los candidatos y de su voto en la medida en que los ven aparecer en los medios de comunicación, en especial en la televisión.


Hay otras tendencias de votantes según estos autores. Los hay con identidad de partido; por fidelidad, por herencia, convicción o inercia. Hay quienes votan por intereses específicos. Hay votantes modernos e independientes que se informan bien, pero gran parte de lo que conocen es por los medios. Y hay otros muchos que votan amarrados a dádivas como mercaditos, abanicos, arreglos viales, efectivo, empleos, etc.


La cuestión es esta. En un país con un índice de pobreza de 49,2% y de extrema pobreza de 14,7% en base a 41.2 millones de habitantes (según el departamento nacional de planeación III trimestre de 2005 y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo PNUD), es esperable que en sus habitantes la educación electoral sea precaria, amparando fenómenos como los votos por dádivas que bien vimos en Cartagena con el ex alcalde Nicolás Curi, o en menor gravedad, generando toda una saga de votantes de opinión con los medios que tienen a su alcance. Votantes que deciden en el preámbulo a las urnas.


Hablemos de TV, el masivo por excelencia. Si sintonizamos las franjas informativas en horas pico, encontraremos que mi hipótesis es cierta, no se si por coincidencia. Distamos del 2010 y ya se está hablando de reelección, incluso para el 2014. Se está preparando a los votantes. Esa es la agenda que nos ofrecen los canales. La hegemonía Uribista. Es la temática relevante que imponen. Se hable bien o mal del presidente y sus políticas, él es quien ocupa nuestras pantallas. Eso es publicidad. La televisión es el puente para que los candidatos se vendan. Los de la coalición, los opositores, Petro, Vargas Lleras, todos cogen pantallazos.


Quiero creer que los buenos medios que nos quedan hacen publicidad electoral involuntariamente. Es rescatable la nueva tendencia mediática investigativa y de denuncia de hoy por hoy. El poder ser vigilantes, delatores anti- corrupción, defensores del interés público. Es rescatable que los medios generen estos contenidos para luchar contra las agendas mediáticas que desean imponer los políticos, y en cambio se exalten los intereses y necesidades de los ciudadanos, para capacitarlos mejor antes del acto de votar, como concluyen Santos y Ronderos.


¿Qué tan libres son nuestros medios? Pasemos a otro punto clave.


Credibilidad y monopolios


El periodismo en estos tiempos tiene unos retos de credibilidad difíciles. Dice Hernando Gómez que su objetivo debe ser ofrecerle la información al público, para que el público sea libre y se autogobierne. Nuestro oficio debe ser tratar de aumentar la libertad humana, porque sin información no hay opción; no hay libertad si no hay información; Sin información no hay control, y sin información no hay pluralismo. Por eso no es exagerado decir que los medios son la esencia de la democracia. Al menos, ese es el ideal.


Qué lindo ideal. En mi país aún lo veo lejano, atendiendo a que los medios que más se consumen son de carácter privado. Algo paradójico al discurso de lo mediático en Gómez, como diálogo y espacio de lo público.


Hernando se cuestiona, cómo pueden ser creíbles los medios masivos privados si se financian en las mentiras; esto refiriéndose a la publicidad. Bien sabemos que la mayor fuente lucrativa de los medios masivos no son las ventas de ejemplares ni el rating, sino las pautas publicitarias. Es su naturaleza vendida. Si la publicidad es su negocio ¿qué canal no se parcializaría políticamente al aceptar pautar a un candidato? Pero ahí no va el problema.


Yo me pregunto ¿cómo pueden ser creíbles algunos medios masivos privados y estatales, comenzando por la institucionalidad que tienen latente? A qué grupo económico-ideológico- político respaldan y quién los financia? La objetividad en la información y la búsqueda de la verdad pueden ser posibles en los monopolios informativos?


Cito, por mencionar algunos casos, al canal RCN propiedad de Ardila Lulle (Radio Casa Nariño, como le llaman algunos bloggers como felipezuleta.blogspot.com), considerado por muchos como un medio de la oficialidad uribista, cuestión que se reforzó desde la emisión exclusiva de la “Operación Jaque”. Y el prestigioso diario El Tiempo, con los Santos (Enrique, Pacho, Juan Manuel) a la cabeza.


Democratización de la información


Es atrevido hacer conjeturas sobre lo parcializado que están algunos de nuestros medios, atendiendo a que evitan tener etiquetas. Pero no puedo negar que en Colombia por lo menos existe una pluralidad en cuestión de medios y de contenidos. Hay todo un abanico de medios por la demanda de públicos existente. Desde los más triviales y frívolos hasta los sensacionalistas, sexistas, uribistas, políticos, infantiles, insurgentes, juveniles, deportivos, fashionistas, de todo. Hay una multiplicidad en cuestión informativa. Hay Internet, medios digitales. Eso sí que es democratización de la información. En eso sí relaciono información con democracia, en eso sí relaciono información con libertades. Sin embargo no podemos confundir la democratización de la información y de medios, con los medios a favor de la democracia, entendida como un sistema participativo en el ámbito de lo político.


Gracias al de arriba aún distamos del totalitarismo mediático venezolano (Radio Caracas TV). Pero por desgracia la única censura que sufrimos la imponen los fusiles.

Credo final


Creo que la democracia en Colombia solo se remonta a la acción y efecto de votar. Creo que los medios trabajan a favor de ciertos figurines políticos. Creo que hay tantos medios como figurines políticos. Creo que éstos tienen un papel determinante en vísperas electorales. Creo que éstos influyen en las masas sin un criterio sólido y sin educación electoral. Creo que hay democratización de la información en Colombia, más no unos medios a favor de la democracia. Creo en los monopolios informativos y grupos económicos que ejercen control en la información. Creo en la publicidad y la pauta a favor de los candidatos. Creo en los medios parcializados. Creo que los medios, la democracia y los partidos son una sinergia peligrosa. Creo urgente una reforma electoral. Amén.

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