viernes, 17 de octubre de 2008

Martti Ahtisaari: Los conflictos de un pacificador - Ganador del Nobel de Paz 2008


Ha pasado una semana y la efervescente Rusia no ha reclamado a su Nobel de Paz, como reclamó meses antes a sus hoy independientes Abjasia y Osetia del Sur.

Uno de los pocos apuros que no ha solucionado el pacificador y diplomático Martti Ahtisaari, quien ganó el pasado 10 de octubre el premio Nobel de Paz por sus esfuerzos mediadores en conflictos internacionales, es precisamente el de su nacionalidad ante la opinión pública. Y es que algunas instituciones serias como el CIDOB de Barcelona (Centro de Investigación de relaciones internacionales y desarrollo) lo muestran oficialmente ruso (Nacimiento: Vyborg, República de Karelia, Rusia, 23 de Junio de 1937); mientras la tendencia de otros grandes medios en esta semana (El Tiempo de Colombia; El País de España) fue decir a secas que Ahtisaari nació en 1937, poniendo en sus líneas “El ex presidente finlandés…” o “El ex mandatario de Finlandia…” ¿Destacando su gentilicio o el lugar de su ex presidencia? No queda claro.

Es difícil cuando tu cuna cambia de identidad. Vyborg, la antigua Viipuri, dejó de ser finlandesa en 1945, para pertenecer, por efectos de la segunda guerra mundial, a la Unión Soviética. Quizás este episodio predestinó al Nobel como conciliador internacional.

Un Nobel en espera

Martti Ahtisaari es un hombre con estrella. Su nombre figuraba entre los principales candidatos al premio Nobel de Paz desde hacía años, especialmente a partir de 2005, cuando a través de su organización Iniciativa para la Mediación de Crisis (CMI) contribuyó de forma significativa a la resolución del conflicto en la región indonesia de Aceh. Hoy acompaña honorablemente a otros pacificadores como el ex presidente de Sudáfrica Nelson Mandela; el ex vicepresidente de Estados Unidos Al Gore; y el ex secretario general de las Naciones Unidas Kofi Annan, quien le encomendó en 2005 la intermediación para el estatuto de Kosovo.

Tres décadas de mediación de conflictos internacionales, la construcción de un mundo más pacífico y la iniciativa de fraternidad entre las naciones, le han valido el premio a Ahtisaari, según Ole Danbolt Mjøs, presidente del comité Nobel Noruego. "La más importante de mis misiones fue por supuesto la de la independencia de Namibia. Con ese proceso estuve ocupado 13 años. Aceh y Kosovo fueron también muy importantes" dijo el Nobel a la emisora pública noruega NKR.

La de Aceh forma parte de una larga lista de mediaciones que comenzaron con la independencia de Namibia (1989-1990), e incluyen contribuciones para resolver los conflictos en Iraq, Irlanda del Norte, Asia Central y el Cuerno de África, así como la formulación del Plan de Paz de Kosovo.

Un Tsunami que acabó con el conflicto

Suena oportunista, pero la CMI intervino en Aceh, justo después de lo que muchos musulmanes podrían considerar en su argot una maldición de Alá: el tsunami de diciembre de 2004.

El conflicto armado al norte de Sumatra, que enfrentaba desde 1976 al gobierno indonesio con el grupo armado Movimiento de Liberación de Aceh (GAM o Gerakan Aceh Merdeka) que buscaba la independencia de esa región para instaurar una república islámica y controlar sus recursos naturales, mostró su cara B desde el devastador desastre natural, que se llevó en pocos minutos la vida de 170.000 acheníes, en contraste con los 12.000 civiles que murieron durante tres décadas de guerra[1].

El GAM declaró un alto al fuego unilateral, mientras las fuerzas armadas convocaron un cese de hostilidades, para intervenir en acciones humanitarias. Indonesia se encontró preparada para negociar, concediendo una amnistía temporal al GAM, y acogiendo una propuesta de la Escuela de Cultura de Paz para explorar nuevos procesos.

El 25 de enero, la CMI liderada por el actual premio Nobel, mediaría en las conversaciones en Helsinki entre el Gobierno indonesio y el GAM que constarían de cinco fases.

El acuerdo de paz que pondría fin a 30 años de conflicto armado, se firmó el 15 de agosto de 2005 en Helsinki bajo el nombre de Momerandum of understanding MOU. El proceso de paz ha transcurrido exitosamente hasta ahora. La puesta en práctica del acuerdo ha ayudado a Aceh a ganar una creciente estabilidad desde agosto de 2005, como muestran, entre otros, la aprobación de parte del parlamento indonesio de una ley de autonomía para Aceh, así como las primeras elecciones locales directas, celebradas pacíficamente en diciembre de 2006.

¿Qué se acordó?
Según agencia EFE

- Amnistía general. El Gobierno se comprometió a conceder a más de 2 000 presos del GAM en los quince días siguientes a la firma del acuerdo.

- La desmilitarización de Aceh y el desarme de los guerrilleros, vistos ambos como puntos decisivos, y que según el calendario acordado empezaría el 15 de septiembre, fecha en que comenzarían su tarea los 300 observadores internacionales que ya han empezado a desplegarse en el terreno.


-La concesión de una amplia autonomía para la provincia, que contaría, además, con un Gobierno regional, bandera e himno, y la posibilidad de administrar el 70 por ciento de sus recursos: gas natural y petróleo.

-Jakarta se comprometió también a modificar la legislación antes de abril de 2006 para permitir en Aceh la creación de partidos políticos locales, que ahora prohíbe los grupos que no tienen representación en al menos la mitad de las provincias del país.

-Por su parte, el GAM renunció a su aspiración de fundar un Estado islámico independiente, objetivo con el que inició las hostilidades contra el ejército indonesio en 1976, y se comprometió a desarmar a sus 3 000 efectivos antes de final de año.

El caso Aceh ¿Podría replicarse en Colombia?

La CMI no podría acabar en tiempo record, como lo hizo en Indonesia, un conflicto de más de medio siglo, con beligerantes que se han desviado de sus raíces ideológicas. Sería un milagro. Hay que ver, que la institución de Ahtisaari aprovechó la iniciativa de negociación en Indonesia, a propósito de la coyuntural catástrofe del Tsunami. Una posible experiencia de la CMI en Colombia tendría la misión de erradicar completamente el narcotráfico, y desmantelar los nexos de corrupción existentes entre los grupos armados ilegales y funcionarios del estado colombiano, empresarios, terratenientes, esmeralderos, y otros grupos económicos.

Tras múltiples intentos de negociación fallida, considero que la salida del conflicto armado en Colombia no es la negociación, sino la penalización, el castigo y el juicio, duélale o no a la democracia, pero el país no puede seguir siendo victima de burlas y chantajes. Invitemos al diplomático Ahtisaari, a ver que propone.


[1] Tomado de El proceso de paz de Indonesia (Aceh)
Vicenç Fisas

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